viernes, 29 de mayo de 2009

El mejor de los regalos

Este cuento fue realizado con muy poca imaginación, pero me quedo muy bonito, espero que les guste ah y por cierto Angélica no dejes un comentario muy critico ni burlesco.

En busca del mejor regalo

Había una vez en un lugar muy lejano un viejo hombre que se había gastado los últimos años de su vida coleccionando objetos de valor y amontonando una fortuna que superaba a la de cualquier emperador, además este viejo tenia dos hijos a quienes muy pronto heredaría su fortuna, una fortuna que abarcaba la misma que la de cualquier emperador o cualquier rey.

Pues bien los dos hijos que tenia se llamaban Carlos y Pedro estos eran orgullosos y muy vivos debido a la vida que llevaban, pero como cualquier persona tenían su lado humilde y muy discreto que cada ves se iba perdiendo, antes eran tan conformes con la vida que nunca se quejaba por nada, si algo les sucedía estos solo le daban gracias a Dios por haber pagado una parte de sus vidas por eso la mayoría lo consideraban un bobo pero realmente en algunas cosa no era tan tonto que se dijera pero la falta de atención del padre estaba cambiando su actitud con el mundo y cada vez se metían en muchos problemas.

Su padre era un hombre que toda la vida había estado afligido y desesperado por tener más dinero y aunque apenas conocía la riqueza de la vida no le ponía mucha importancia a su situación aunque sabia muy bien que algo estaba mal.

A cada uno de los hermanos les tocaría una parte de la herencia pero ambos querían la fortuna completa en dinero que muy celosamente su padre había recogido y guardado. Ambos querían la fortuna y discutían largas horas tratando la manera de saber quien se quedaría con ella.

—Yo fui el primero en salir del vientre de nuestra madre y el primero en llegar a la adultez —gritaba Carlos— por tal razón yo merezco el dinero.

—Yo he sido tu hijo más bueno y el más generoso, el que nunca te ha dado problema alguno y el que siempre ha estado contigo hasta hoy —prosiguió con un acento un poco sarcástico.

—Ustedes dos son el fruto del vientre de mi fallecida esposa y ustedes dos son además el fruto de mi amor —les respondió el viejo mientras los tomaba de los hombro— pero recuerden que mi fortuna se puede dividir en dos mitades para cada uno pero tengo la solución para dar mi fortuna que se compara a la de cualquier emperador, pero se la daré al primero que me traiga un regalo que me haga muy feliz y me saque de este vacío que aflige mi corazón.

— ¿Pero qué tipo de regalo quieres? —dijo Pedro.

—Quiero que ustedes, mis hijos Pedro y Carlos me traigas de muy lejos la cura para salvarme de este dolor que cada vez atormenta mi viejo corazón, se dice de un objeto mágico que produce una sensación de desahogo para este tipo de trabajo.

— ¿Pero qué tan lejos quiere que vallamos? —dijo Carlos.

—Muy lejos, lo suficiente para poder decir que fueron muy lejos.

—Pero podríamos ir tan lejos que no seria lo suficiente para poder decir que fuimos lo suficientemente lejos —contesto Pedro.

—Por eso no se preocupen que ustedes cuando estén allí lo sabrán, así que cada quien ira y me traerá la solución para salvarle su vida por lo que si ustedes toman la misión deberán partir mañana.

Los dos hermanos salieron muy preparados y muy temprano a muy lejos para poder buscar la cura que ayudaría a salvar de la depresión a su padre, su padre les dio para el viaje una cajita que solo se podrían abrir cuando más lo necesitaran por lo que los dos hermanos obedecieron a su viejo padre en llevarla, esta caja solo se abriría por sin sola en un momento de necesidad.

—Carlos ¿Cuánto crees que falte para llegar a muy lejos?

—No lo sé Pedro pero lo único que te puedo decir es que cuando yo encuentre y lleve la cura para salvar a nuestro padre de su depresión seré muy rico —lo dijo mientras una risita se escondía entre su boca.

—Bueno lo único que te puedo decir es que entre mañas y artimañas el diablo siempre se viste de oveja.

—Tú crees que me podrás ganar, ja, ja, ja, si nunca me has ganado.

—Bueno eso depende de lo que tú creas.

En el camino el pobre Pedro de tan aburrido por caminar y por caminar aburrido, como siempre de curioso preguntaba sobre cualquier suceso que se les presentaba en el camino.

— ¿Carlos tú que crees que contienen las cajitas que nuestro padre nos dio?

—Lo más probable es que sea comida.

—No creo que sea comida.

— ¿Bueno entonces dime qué es?

—Yo creo que debe ser un amuleto.

—Si claro un amuleto, para toda misión se nenecita un amuleto —su sarcasmo se sintió como el viento en la cara.

De repente se les presenta un obstáculo, el viento como tratando de escapar del lugar se iba arremolinando hasta casi desaparecer en el infinito y como un gran telón mostraba el acto en el que todo protagonista tenia que pasar, un problema entre los hermanos se presentaba, en el camino había dos desvíos que llevaban a cualquier parte, pero ambos no sabían adonde ir.

—Carlos, ¿porqué no vamos por el camino de la derecha?

—Para nada Pedro, yo digo que tomemos el de la izquierda.

—Y porque no toman el camino que mejor les convenga a ambos y dejan de pelear por una vez —dijo una vos que rápidamente se metió en la cabeza de nuestros viajeros y los puso ha temblar.

— ¿Quién dijo eso? —grito Carlos.

—Pues el viento no fue —dijo un anciano que con un traje morado y sombrero de punta salió misteriosamente de la cajita que su padre les había dado.

— ¿Quién eres tú? —le respondió Pedro.

—Mejor pregunta seria quienes son ustedes —hizo un gesto y se sentó.

—Solo somos un par de viajeros que trata la manera de ir muy lejos para poder encontrar una cura para la depresión de nuestro padre.

—No, no ese tú, si no tú.

—bueno, entonces soy un viajero que trata la manera de buscar fama y fortuna y así demostrarle a este que yo también puedo hacer algo imposible.

—Yo también busco lo mismo —proseguía Carlos.

—Ese tu quería escuchar, pero ahora les diré que la única manera de saber que camino seguir es sabiendo que cada paso que den los lleve muy lejos —ese es mi consejo y adiós.

El mago se escondió en su cajita y dejo una nota que decía: “solo recuerden de estar seguro de que lo que hacen los llevar muy lejos y traten la manera de dialogar y ponerse de acuerdo, sino nunca llegaran a muy lejos y solo buscaran su perdición”.

—Vamos a la izquierda ya que mi idea era ir a la derecha —pedro dijo.

—Yo pensé lo mismo pero si tu estas de acuerdo en ir a la izquierda yo confiare en tu decisión. —Carlos dijo esto mientras le dio un pequeño empujón a Pedro para seguir con su camino.

En el camino se encontraron con una caravana de mercaderes que procedían de alguna parte del mundo, venían montados a caballo e iban en dirección a una casita por las montañas donde vivía una vieja brujita que era muy buena con las personas.

—Jóvenes, ¿de donde proceden? —dijo un hombre que tenia las riendas del caballo.

—Venimos de muy lejos y vamos a muy lejos, ha buscar una cura para la depresión de mi viejo padre.

—Nosotros también venimos de muy lejos y vamos para muy lejos.

—Que bien, ¿podrían decirnos cuanto falta para llegar muy lejos?

—Ya están muy lejos solo tienen que saber donde buscar la cura para la enfermedad de su padre —dijo el mercader mientras se bajaba de su gran corcel.

—Pero no sabemos como es ni donde se encuentra —Carlos dijo.

—Atrás, muy atrás vive una anciana bruja a la que le pueden preguntar sobre su cura.

—Gracias, buen hombre —le dijo Pedro.

La ancianita rondaba por lo setenta años y aunque parecía fea por la edad o la edad la aparentaba fea se notaba un poco de bondad en sus ojos que parecían dos luceros a medio amanecer.

—Hola señora, venimos de muy lejos para buscar una cura para salvar a nuestro viejo padre de un problema que lo aqueja y nos han dicho que usted podría saber algo que le ayudara a superar su depresión.

—Les ayudare, ¿solo si están de acuerdo en aprender de sus propios problemas?

—Si estamos de acuerdo ¿pero qué problemas tenemos?

—Si ni siquiera saben sus propios problemas, como piensan ayudar a otros con sus problemas y en especial el de su viejo padre, su gran problema no se cura con la avaricia, pero no se preocupen hijitos que muy pronto sabrán la verdad del error en el que ustedes y muchos hombres están. —la anciana bruja saco una llave de una bolsita que tenía guardada en su camisa y se la entrego a Pedro que muy amablemente le dijo:

— ¿Para qué es esta llave?

—haces muchas preguntas, esta llave abre una de las tres puertas que guarda lo que tanto están buscando.

—Entonces realmente existe la cura para la salvar a mi padre de su extraña depresión, —asombrado y casi sin aliento respondió Pedro.

—Claro que si pero se encuentra en una caja que se abre con tres llaves.

—Entonces dinos donde empezar —con un poco de miedo le respondió Carlos.

—Primero vengan a mi habitación ahí se encuentran tres puertas que los llevaran a los tres mundos que contienen las llaves para abrir la caja y sacar el objeto que salvara a su padre de ese problema.

La puerta era de madera y era muy pesado por lo que ambos decidieron abrirla con sus propias fuerzas.

—aquí esta la puerta que lleva al mundo del tiempo, en este mundo los hombres nunca tienen tiempo o son esclavos de este. —les advirtió la brujita.

Las puertas parecían hechas de madera de cedro y estaban torcidas con extrañas figuras que se había tallado con mucho esmero.

—Esta puerta contiene la llave que abre la puerta dos pero para abrirla tendrán que pasar por un mundo desconocido por muchos —la anciana bruja dijo con una voz un poco leve como queriendo decir un mal presagio, todo quedo en silencio por un minuto, un minuto largo como el tiempo mismo.

Los dos hermanos se miraron fijamente mientras se agarraban de las manos, listos para saltar de un mundo a otro.

— ¿Estas listo Carlos? —dijo pedro.

—Siempre listo —Carlos le respondió.

Al lanzarse los dos hermanos despertaron en un mundo muy normal, si no fuera porque estaba habitado por duendecitos que rápidamente iban de un lado a otro, estos duendecitos rara vez hablaban y casi nunca o muy poca vez se tomaban un descanso, Pedro asombrado por estos seres se aproximo a uno e intento hablarle:

— ¿Dime hacia donde vas pequeño amiguito? —dijo pedro al primer duendecito que se le aproximo.

—No soy tú amiguito y lo único que te diré es que no tengo tiempo para hablar contigo —dijo el duende con una vos un poco grave.

— ¿Porqué no tienes tiempo? —dijo Carlos.

—Porque estoy atrasado —el duendecito dijo mientras miraba su reloj.

— ¿Y porqué estas atrasado? —dijo nuevamente pedro.

—Ya te lo dije, no tengo tiempo le termino de responder muy enojado el pequeño duendecito mientras se marchaba muy enojado.

Pedro ya no dijo nada al pensar que la misma respuesta obtendría de todos los duendes pero a lo lejos vio una duendecita que muy rendida descansaba bajo un árbol.

—Duendecita podrías decirnos donde encontrar una llave mágica que nos lleve a otro mundo Pedro dijo esto mientras la duendecita tomaba un vasito de agua.

—No se a que te refieres cuando dices una llave mágica, pero lo único que te puedo decir es que lo que buscas ninguno de aquí te lo mostrara hasta que no estés seguro de lo que estas buscando respondió la duendecita mientras daba un suspiro profundo.

—Es cierto lo que tú dices pero podrías decirme ¿cual es la precisión de muchos de ustedes? pedro le dijo mientras miraba a todos correr de un lado a otro.

—No lo se realmente pero lo que te puedo asegurar que desde que nacemos nos enseñan que todos debemos ser muy activos la duendecita dio un ultimo sorbo al vasito que tenia en su mano— pero ni yo se porque estoy siempre activa, hablar contigo es muy estimulante en este mundo, ya se me hace tarde levanto un poco la manga de su brazo y reviso los tres relojes que tenia.

— ¿Por qué tienes tres relojes? le dijo Carlos.


— ¿Por qué no tener tres relojes? Le respondió.

La duendecita salio corriendo despidiéndose para siempre de los dos hermanos, y estos se pusieron ha pensar en donde podría estar la llave.

—Yo creo que la llave debe ser algo muy valioso para estas personitas que nuca tienen tiempo para nada —pedro repetía esto una y otra vez tratando de entender un poco mejor ese mundo de duendes.

—Debe ser algo muy valioso para ellos y además muy útil —Carlos con un poco de ingenio dejo mientras miraba el cielo que en ese mundo era verde,

— ¡Claro! debe ser algún reloj la llave que habré la puerta y esa relojería debe tener el más valioso de los relojes –pedro señalo hacia una casita que contenía un rotulo que decía “relojería de llaves, relojes y llaves”.

Al entrar a la relojería se encontraron un cuarto lleno de relojes y en el centro un reloj que nadie miraba y que solo estaba ahí por ser un simple adorno, este reloj era de sol estaba hecho de piedra tallada y tenia un tamaño pequeño y para los duendes rea poco practico, los hermanos lo tomaron y una luz púrpura los envolvió y los saco de ese poco normal mundo de duendes.

—Tienen la llave que abre la segunda puerta —dijo la ancianita— coloquen el reloj en la cerradura y abran la puerta ya verán que todo estará bien.

Los dos jóvenes hicieron caso y entraron a un mundo de animales que actuaban como persona, las persona por el contrario actuaban como animales.

— ¿Qué es este mundo? —pregunto Carlos.

Todos los animales al ver que dos humanos actuaban como ellos se asustaron y salieron corriendo a esconderse, pero poco a poco fueron tomando confianza hasta que un burro les dijo:

— ¿De donde vienen?

—De un mundo donde todo es lo contrario a este lugar —Pedro les contesto mientras aun asombrado miraba al borrico.

—Ustedes son raros al actuar como nosotros de civilizados —Carlos les dijo a todos loa animales que muy lentamente llegaban a verlos.

—Pues para nosotros ustedes son extraños —grito a lo lejos una jirafa.

—Si, además creo que ustedes no son los civilizados al creerse superiores a nosotros, creemos que nuestros humanos son mas civilizados que ustedes.

—Creo que es cierto lo que dicen porque yo creo que nuestros animales son más civilizados que ustedes o nosotros, pero que es civilizado cuando el hombre es más animal que los propios animales que no tienen conciencia —Pedro bien pensativo dijo esto mientras con el pie rasgaba el suelo.

­—A veces nos creemos superiores a los demás y no sabemos que de esos a quienes nos creemos superiores es de quien más podemos aprender, pero díganme de donde vienen y que están buscando —dijo una vieja tortuga que salio de entre la multitud de animales.

—venimos de muy lejos tratando la manera de buscar una llave que nos ayudara ha abrir una puerta y así tener por fin la cura para salvar a nuestro padre de su dolor y desosiego.

—Tomen estas semillas, estas semillas no les ayudaran como llaves sino ustedes mismos cosecharan las llaves que abrirán el otro mundo, Carlos y Pedro recuerden que siempre va ha haber otro hombre superior a ustedes o a mi, de ese hombre siempre se puede aprender.

—como sabes nuestros nombres —rápidamente dijo Carlos.

—soy una tortuga muy longeva por lo que se mucho de ustedes —la tortuga se rió y lentamente desapareció entre la multitud de animales como un fantasma en la noche.

Pedro tomo una semilla y la sembró en el suelo y muy pronto apareció una planta que cosecho como frutos unas llaves muy grandes. Los hermanos tomaron una y se fueron del lugar por la misma neblina que los había sacado anteriormente del mundo de duendes en un dos por tres los dos jóvenes ya estaban de nuevo en su mundo con las ganas de saber que los esperaba en el siguiente.

—Hijitos metan la llave en la ultima cerradura y muy pronto tendrán su premio que les ayudara a entender el vacío que tiene su padre —la ancianita les mostró la ultima puerta y rápidamente estaban en un mundo de hombres hermosos pero muy vanidosos, pero lo más curioso es que todos eran ciegos.

Estos hombres eran además de muy hermosos muy extraño ya que siempre estaban mirándose en el espejo, por lo que Carlos interrumpió.

— ¿Por qué todos se miran en el espejo sabiendo que son ya muy hermosos?

—Ya sabemos que somos hermosos, realmente el problema es que nuestra vista esta nublada y no podemos ver lo que somos así que imaginamos la belleza con nuestra mente.

—Pero siempre son hermosos, no importa sino lo creen, perdona que les diga esto aunque yo se que su imagen les interesa mucho —Pedro dijo esto mientras se rasgaba la cabeza.

—No entiendo porque se arreglan tanto si ustedes ya son bellos de cuerpo y rostro, no entiendo —Carlos decía esto mientras miraba fijamente los ojos nublados de estos ciegos.

—Si no nos cuidamos nadie lo hará, como quieres que nos descuidemos de nuestra apariencia que es lo único que tenemos para querernos a nosotros mismo, esto nos ayuda a querer a otros simplemente con mirar su pequeña belleza e idealizarla en la mente.

—Tienes mucha razón en decir eso y te admiro por reconocer la verdadera belleza que todos emanamos de adentro. —Carlos se lleno de alegría por descubrir lo especial que todas las personas son.

—Este es el premio que se les entrega a muchos por descubrir lo que son por dentro, es una estrella de siete picos que representa perfección, tómenla y nunca olviden esta lección —una nueva nube púrpura saco a nuestros viajeros de ese mundo y los introdujo hacia la realidad, ¿o a la ilusión?

La ancianita tomó la estrella y la encajó en un cofre que contenía una cajita.

—Tomen entréguensela personalmente a su padre y muy pronto sus problemas se solucionaran —la anciana bruja no dijo nada más y solo se quedo callada, taciturna y melancólica.

—Es hora de irnos, muchas gracias por ayudarnos, nunca la olvidaremos —Carlos se despidió.


—Adiós aprendimos mucho acerca de esta experiencia. —solo esto alcanzo a decir Pedro hasta quedar mudo como mariposa vacilante.

Luego entre ambos meditaron la manera de llegar lo más pronto y más lejos de donde estaban para poder llegar a su hogar.

— ¿Qué propones pedro? —dijo Carlos olvidando que era el mayor

—Pidamos ayuda lo más pronto posible —le contesto Pedro.

­—Pero a quien le proponemos ayuda —dijo Carlos nuevamente.

De repente una neblina púrpura cubrió a los dos hermanos y una voz familiar retumbo nuevamente en los corazones de nuestros viajeros haciendo mayores sus esperanzas de regresar lo más pronto posible a su hogar.

—Tú eras quien nos sacaba de esos mundos cuando ya habíamos encontrando las llaves, —dijo Carlos al poderoso mago.

—Claro que yo lo ayude o díganme como pensaban salir de esos lugares —el mago dijo esto mientras muraba con mucha humildad a estos hombres ya cambiados.

—Te lo agradecemos mucho —dijo sinceramente Pedro.

—Bueno dejemos de tanta habladuría, cierren los ojos y tomémonos de las manos que en unos minutos estaremos en su hogar —el mago dijo unas palabras mágicas y de la nada una vorágine los había tragado completamente.

Pedro solo miraba asombrado en donde estaban, y aunque tuviera miedo de este extraño acontecimiento estaba seguro de saber que su hermano estaría con el en este viaje

De repente el viento se hace más rápido, todo se opaca y se hace más visible y un lugar se hace familiar para los dos hermanos, por fin habían llegado a su hogar.

—Hasta aquí llego con ustedes, adiós —el mago fue consumido por su misma neblina púrpura y desapareció como todas las cosa lo hacen o sea sin explicación alguna.

Su padre casi moribundo tomaba reposo bajo la sombra de un árbol, los hijo casi tropezándose con el lugar llegaron donde el viejo que con una sonrisa les dijo.

—yo sabia que muy pronto ustedes llegarían, entréguenme el regalo para ver si merecen el tesoro —los dos hermanos entregaron la cajita que la vieja bruja les había ofrecido.

De la cajita salio un espejo, el padre asombrado se miro en el y se vio triste, solo angustiado y desilusionado, el espejo que tenían era el espejo que refleja a toda la humanidad tal como es quitando lo que piensan que son.

El padre se hecho a llorar, y dijo: — ¿quién encontró la cajita? Necesito entregar mi fortuna a esa persona.

Ambos fuimos pero entréguesela a Pedro —Carlos había despreciado una enorme riqueza.

No la quiero mejor désela a Carlos —nadie quería la fortuna.

­—Ambos serán responsables de administrar mi fortuna, y me alegra que sean mis unigénitos los que la posean —el viejo se sentó y se observo fijamente en el espejo, se dio cuenta de todo lo que había desperdiciado en sus años y de todo lo que no pudo disfrutar.

Al final el padre fue más humano y paso los últimos años de su vida disfrutando de su riqueza y sus hijos fueron grandes hombre al poder administrar su dinero con mucha sabiduría y al ayudar al que mas lo necesitara siempre que estuviera disponible.

Los hombres están bien, pero están más bien esos hombres que saben que es ser un humano. Y a veces no hay mejor regalo que el que nos enseña a conocernos a nosotros mismos.

FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario